jueves, 9 de octubre de 2008

Crítica Literaria "Con este si... con esta no..."

Comentario bibliográfico del autor:
“Con este sí... con esta no...”, de Matilde Garvich
REALPOLITIK 1 de octubre de 2008

¿Por qué elegimos a uno y no a otro? ¿Qué deseamos de una relación de pareja? ¿Por qué elegimos a una persona en particular? ¿Qué ocurre con nosotros, que cuando por fin logramos estar con alguien no nos sentimos satisfechos? ¿Por qué casi siempre, después de un tiempo, pensamos en alejarnos de esa persona? ¿Qué nos pasó para que el ser más querido se convierta en el más odiado?
"Con este sí... con esta no", de Editorial Argenta, tiene como objetivo, dar respuestas a estas múltiples preguntas que nos hacemos a diario, y mostrar como nuestras primeras experiencias infantiles inciden en la elección de pareja, eligiendo determinadas personas, solo algunas nos atraen otras no.
La elección de pareja es inconsciente y cuando alguien nos atrae es por que tenemos la sensación que va a satisfacer nuestras propias necesidades emocionales, que no fueron cubiertas en la infancia.
Hay que hacer consientes nuestras heridas, encontrarnos con nuestro niño interior, este es el primer paso hacia el crecimiento.
El modelo aprendido, ese que nos legaron nuestros padres, lo seguiremos repitiendo, junto con las estrategias que usábamos para responderles, y esta conducta infantil la reproducimos en los vínculos que entablamos.
Por su parte, nuestra pareja repetir sus propios modelos y estrategias, y no será sino cuando los identifiquemos con claridad que podremos, desde la posición de adultos, modificarlos, sustituirlos o ignorarlos.
¿Por qué con este sí... con esta no...? a quién y por qué elijo como pareja.? Y no otra, nos permitir? tener las claves para la comprensión de nuestras elecciones y vínculos.
Las relaciones íntimas nos enfrentan con nosotros mismos y con los demás. Con el conocimiento de nuestra historia dejaremos de depositar en el otro, y demandar del otro, la solución a los aspectos no resueltos de nuestra vida.
Para eso debemos Sanar Nuestro Niño Interior, tomarlo de la mano, encontrarlo y descubrir como nuestros conflictos de hoy día son versiones actualizadas de un pasado del cual aún conservamos heridas sin cicatrizar.
H.Hendrix nos aclara: Las necesidades insatisfechas de la infancia son las que nos amenazan, y sin darnos cuenta presentamos nuestras heridas a las otras personas con las que entablamos relaciones intimas, esperando que estas reparen el daño creado por una educación deficiente.
Uno de los vínculos donde más claramente se presenta esta conducta, por el grado de estrecha intimidad que supone, es la relación de pareja.
Este niño, presente en nuestros vínculos adultos, manifiesta una insaciable sed de amor, atención, afecto. Nos volvemos demandantes y saboteamos lo que nos dan, debido a nuestra confusión no logramos separar nuestro mundo interno de la realidad exterior.
Necesitamos ser consientes de nuestras reacciones vinculares para terminar con la frustración y posibilitar los cambios.
Cuanto más claro sea para nosotros el origen de nuestras reacciones, más posibilidades tendremos de mejorar la calidad de los vínculos.
Si entiendo por qué una determinada conducta de mi pareja me molesta, podré, desde el adulto que hoy soy, poner límites a esta manera de actuar y explicar la causa de mi intolerancia.
Para mantener una relación de a dos se hacen imprescindibles el conocimiento de si, el conocimiento del otro, el dialogo y la negociación.
Mientras permanezcamos ignorantes de la dinámica que inconscientemente hemos establecido, reaccionaremos ante nuestra pareja con las mismas estrategias que usábamos de niños. Así golpearemos puertas, romperemos platos, nos enojaremos fácilmente, lloraremos, nos callaremos. Pero no seremos capaces de dialogar sobre nuestro dolor, de reconocerlo y sacarlo a la luz.
No expresamos lo que sentimos, no expresamos lo que necesitamos.
Nos decimos ¡mejor me callo así no se enoja!. Esperamos que el otro adivine nuestras necesidades y no las mostramos por temor que el otro se burle, simulamos que no necesitamos nada.
Mantenernos desconectados del sufrimiento y la frustración que experimentamos tan sólo nos lleva a perpetuar el dolor.
Cuando somos consientes de por que peleamos con nuestra pareja, por que nos sentimos desdichados, insatisfechos, defraudados, comenzamos a comprender cómo se generan las conductas que conducen al fracaso. Comprenderlo da la oportunidad de abordar y cambiar estas situaciones.
Mi historia condiciona mi libertad para elegir: Busco lo que no recibí de niño. Doy lo que recibí de niño. Si no recibí nada, pido todo del otro. Demando todo y no doy nada.
Vivimos demandando a nuestra pareja que nos de lo que nos falta. El otro no puede solucionar lo que no tenemos resuelto.
La calidad del vinculo con nuestra pareja esta íntimamente relacionado con las primeras experiencias infantiles, con las vivencias de nuestro niño interior, con sus carencias aquello que deseábamos que nuestros padres nos den y nunca nos atrevimos a pedir. Cuando comprendemos que estos reclamos que les hacemos a la pareja son problemas no resueltos en nuestra propia infancia, seremos capaces de aceptar que nuestra pareja pueda no satisfacerlos.
Si tuvimos padres distantes y fríos, inaccesibles, esto nos lleva a que no nos sintamos merecedores de amar. Nos volvemos distantes por miedo a que nos abandonen.
Si tuvimos padres muy controladores e invasores, la persona teme que la pareja lo invada, lo controle, lo sofoque.
Uno se acerca y el otro se aleja.
A medida que la relación con el otro avanza se comienza a intimar, y en esta intimidad recién inaugurada enfrentamos cuestiones fundamentales de la existencia humana: las influencias de nuestra historia familiar que inciden en nuestra conducta, la dinámica de nuestra personalidad, los interrogantes sobre quienes somos, qué buscamos, qué somos capaces de dar, cómo comunicarnos, cómo manejar nuestros sentimientos, cómo permitir que el amor fluya a través nuestro, cómo comprometernos, cómo entregarnos. Cuando profundizamos en una relación, se exacerba nuestra necesidad de entender estas cuestiones básicas y nos vemos obligados a explorar con más profundidad dentro de nosotros mismos.
No hay recetas para lograr buenas relaciones, pero es imprescindible ahondar en el conocimiento de uno mismo. Es la única vía para comprendernos mejor, comprender al otro y comprendernos nosotros en función del otro.
Si estamos seguros de nosotros, tendremos muchas más oportunidades de brindar y recibir amor.
Traigo a colación las hermosas palabras de Osho:
Sin amor, el hombre puede ser rico, tener salud, ser famoso, pero no puede ser cuerdo, porque no conoce nada de sus valores intrínsecos... El amor es la fuerza curativa más grande de la vida. Aquellos que viven sin amor se sienten vacíos, huecos; vivir junto a otro proporciona encanto a tu vida.